Él

Un amor olvidado que en realidad nunca dejó de existir.

jueves, 20 de octubre de 2011

Olor a menta otoñal.

Mientras caminaba con la música del viento azontando las copas de los árboles pensé que a él le gustaría aquella sensación. El suelo estaba cubierto de hojas secas color marrón, el mar lucía un color azul con reflejos verds y el frío inundaba el ambiente. Era, como él sabía decir muy bien: Sabor de menta otoñal. Hoy era día uno, uno de noviembre.
Las lágrimas no tardaron en aparecer. Descendía por mis mejillas a la par que los recuerdos iban y venían por mi cabeza. Rabia, había rabia escondida, pero también dolor y tristeza. Él me había dejado, sin acordarse de mí, sin despedirse, sin saber apenas mi nombre. No era su culpa, cierto, pero nada, absolutamente nada, iba a devolvérmelo en aquellos momentos tan horribles. Daría lo que fuera por volver con él de nuevo a la playa, tumbarme en la arena a su lado e intentar cerrar los ojos observando sensaciones. “escucha tu cuerpo, Reb” decía.
Él me enseñó muchas cosas pero su última lección fue sin duda la peor de todas. Me enseñó a echar de menos a alguien, lo duro que es perder algo que realmente quieres y también me enseñó a llorar dando la cara.
Supongo que esas lecciones darán su fruto algún día pero, la verdad, mientras tanto, seguiré paseando oliendo a menta otoñal.
El viento azota las copas de los árboles y yo pienso en tí, abuelo.


Rebeca de Winter.

1 comentario: