Él

Un amor olvidado que en realidad nunca dejó de existir.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Alba Surís Graña.


Te quiero.-

“Decía una canción de Disney, de la cual no recuerdo el nombre, ni la película, que lo más importante en esta vida son el amor y la amistad. Pero…¿Qué significan exactamente dichas palabras? El concepto de amor, por ejemplo, cada persona piensa diferente sobre ese, para mi absurdo, sentimiento. El amor existe, cierto, pero te tiene que encontrar él a ti, no ir tu en su búsqueda. Luego está la amistad, otro concepto indefinido. Hay amigos de todo tipo. Sinceramente yo los clasifico en dos clases: los amigos de verdad, y el resto. El resto, si, un nombre despectivo para alguien con quien en remostas ocasiones te lo pasas bien y, solo a veces, te ríes, pero eso para mi no es un amigo, simplemente es…es resto.
¿Los amigos de verdad? Yo lo resumo todo en un nombre. Agusth de Summer, mi mejor amiga. ¿Y para el resto? Pues un amigo es quien te quiere, te aprecia por lo que eres, confía en ti y, como decía Séneca, un amigo de verdad debe inspirarte confianza.. claramente, Augusth no es la mejor amiga de todo el mundo, simplemente la mía, pero si es la persona que más respeto, la que más quiero y, lo más importante, en la que más confío. Gusth, se que estás triste, que piensas que nadie te quiere o que no tienes amigos, pero me tienes a mi. Una simple estudiante de secundaria, sencilla y algo vulgar, pero que al fin y al cabo, una chica que te quiere y siempre estará a tu lado. Y pensarás… ¡Esta tía está loca! Pero… ¿No está loco todo el mundo Gusth?
Si, lo has visto, es ella, Agusth de Summer, una amiga de verdad. Y si has leído este texto y no has comprendido nada es que, probablemente, perteneces al grupo del “resto”. Por lo menos así lo creo yo…”

La caja.-

Hoy he vuelto a tener el suficiente valor para abrir la caja de nuevo. Esa caja metálica con dibujos y relieves rosados que formaban su nombre. Aquella caja que le servía de joyero para sus más preciadas posesiones. Hacía ya dos años de la última ocasión que había conseguido abrirla y por fin hoy lo conseguiría. Lentamente posé mi mano sobre el candado que la cerraba y sentí un malestar por todo el cuerpo. Un cosquilleo recorrió mis nervios uno a uno desde el comienzo de mi espalda hasta la mano derecha. Cuando levanté la tapa pude observar que todo se encontraba tal y como lo había dejado la última vez. Empecé acariciando suavemente los bordes hasta llegar al contenido.
De los tres cigarrillos a medio fumar cogí el que tenía más pintalabios en el filtro y me lo puse en la boca como si lo fuese a fumar, pero no lo encendí. Simplemente lo saboree poco a poco. Era como volver a besar sus rojos labios. Aquel pintalabios color carmín y sabor cereza que siempre usaba…
El siguiente objeto eran las plumas. Las plumas que siempre se enganchaba en las diademas como si fuese una india porque decía que le daban un aire “exótico”. Pasé detenidamente las puntas de las plumas color turquesa por mis mejillas. Era como volver a experimentar la sensación como cuando se sentaba a mi lado en nuestro blanco sillón y me abrazaba por la cintura mientras sus plumas me hacían cosquillas.
El último recuerdo era el más doloroso. En el que claramente podía ver como la echaba de menos. Las fotos. Aquel pequeño montón de fotos un poco descoloridas por el tiempo y con un tamaño más pequeño de lo normal. Las miré lenta y detenidamente.
En la primera aparecía con la que siempre había sido su mejor amiga. Augusth. ¡Como se querían! Verlas era un claro ejemplo de lo que de verdad es una amistad.
En la segunda aparecía muy joven. En ese momento yo no la conocía. Aquellas trenzas le daban un aire muy infantil y joven que le favorecía mucho.
En la tercera se la veía sola, escribiendo, una de sus aficiones favoritas junto con cantar. Me encantaban aquellas noches en las que ella, con su pelo recogido en un moño me
leía lo que había escrito en aquel cuaderno rosa.
En la cuarta estaba disfrazada de Audrey Hepburn, su actriz favorita, nuestra actriz favorita. Recuerdo perfectamente lo ilusionada que estaba con aquel disfraz. Gracias a esta actriz nos conocimos. Su banda sonora era nuestra banda sonora. Moon River.
En la última foto aparecía conmigo. Era nuestra mejor foto. En nuestro último viaje a París. El viaje más romántico de mi vida y el último que hice.

Después de llorar un buen rato con las fotos en la mano, el cigarro en la boca y las plumas enganchadas el las orejas lo guardé todo como creo que ella habría querido.
Coloqué la caja bajo mi cama otra vez y decidí no volver a abrirla hasta pasado un tiempo.
Estaba claro que su ausencia me había afectado mucho y que no era capaz de vivir sin ella. La echaba tanto de menos que mi vida no tenía sentido y no era capaz de caminar por la casa sin que algún objeto me recordase sus andares descalzos por la casa, el humo de sus cigarros o su risa.
Me consuela saber que desapareció haciendo lo que más le gustaba, cantar y fumar.
Antes de guardar la caja pasé los dedos otra vez por los relieves rosados. Podía leerse perfectamente lo que ponía. REBECA. Rebeca, el amor de mi vida, y estaba muerta.

La echaba tanto de menos.-



Again

Again, baby, again.
 
You've got so many stories to tell you said that I'm, I'm the only one and very well to me and I feel safe and warm, in your arms again You go away and my heart drops into a hole of pain, a hole of pain I want you are my love my darling,my only one I know Take me to away where nothing hurts
where I can be by myself with your sweet arts againMelt me in your arms, in your body where I can be by myselfwith your so sweet loveThe way you hold, the way you hold me last nightthe way you walk in the morning by my side the way you looked at methere's no need to wordspell there's no need to speak

SOLA...


Déjame estar sola, solo lo árboles y yo.
¡SOLA! Siempre estoy sola, sea como sea, siempre estoy sola. Pero aun así soy valiente, no hay nada que temer, salvo el propio miedo. Aunque a veces, cuando estoy triste, me imagino que quiero estar muerte, absolutamente inexistente, ausente de aquí, de todas partes, y me pongo a pensar…¿Cómo lo haría? ¿Cómo borraría mi vulgar y solitaria existencia de la tierra?
En fin…siempre hay puentes, el puente de Brooklyn, pero me encanta ese puente, todo se ve hermoso desde su altura y el aire es tan limpio. Al caminar parece tranquilo.
lo a pesar de los tantísimos coches que circulan por la parte de abajo. Así que tendría que ser otro puente, uno feo y sin vistas, salvo que me gustan en especial todos los puentes. Tienen algo, y además, nunca he visto un puente feo.
Entonces me dan ganas de llorar, pero las lágrimas no salen, no brotan porque, desgraciadamente y sin poder evitarlo, tengo miedo. Miedo a que me vean y piensen que soy delicada, débil. Por eso tengo ganas de llorar, por miedo. Pero repito:”No hay nada que temer, salvo el propio miedo.”

Siempre tuya:

                                    Rebeca de Winter