-¿Más limonada?
-No gracias, quizá luego.
¿Y chocolate?Yo adoro el chocolate. Básicamente creo que no podría vivir sin él.-Bruno fijó la vista en la muchacha que tenía delante. Era extraño. Tenía el cuerpo de una mujer de los 23 años que le correspondían, en cambio, sus comentarios y expresiones eran los de una niña que no superaría los ocho años. Le irritaba y a la vez le encantaba. Extraño, sí, muy extraño.
-No, Nicole, muchas gracias.
-Pues tú te lo pierdes-ella movió su rojiza melena con descaro y engullño otra onza de chocolate. Posteriormente se sentó al lado del asombrado Bruno.

-Por Dios, Nicole, ¡Qué mezcla más rara!-la cara de Bruno mostró el asco que le correspondía, el que estaba sintiendo.
-Tu si que eres raro, Bruno, así que cállate-le pegó amistosamente en el brazo y soltó una de sus pequeñas carcajadas.
-Bueno, vale.
Un incómodo silencio se instaló en la terraza.
-Oye Nicole...todavía no me has explicado por qué dejaste a Ashton Kutcher, todas dicen que es el hombre perfecto: guapo, listo, dulce, con un buen trabajo...-los celos corroían a Bruno por dentro. Ashton era su maravilloso jefe.
-Ya te lo he dicho, era un hombre demasiado bueno-Nicole pronunció esas palabras con toda la naturalidad del mundo, como si lo que estaba diciendo fuese lo más normal.
-Pero sigo sin entenderlo. ¿Por qué?
-A tí no te lo puedo explicar, Bruno, querido, no tienes la mente abierta. No lo comprenderías. ¿Para qué desperdiciar las palabras?
-Las palabras no se desperdician, Nicole, de hecho, tu hablas sola muchas veces. Además, te prometo tener la mente ¿Cómo has dicho? Abierta.
-Bueno, vale-ella asintió con una sonrisa.
A Nicole le encantaba sonreír. Su mente infantil la hacía ser feliz en todo momento y, por consiguiente, sonreía más que cualquier humano adulto del mundo. La sonrisa de Nicole encantaba a todo el mundo, particularmente a Bruno.
-Cuando empecé a salir con él me di cuenta de que no estaba enamorada, seguía queriendo a su hermano, el muerto ¿recuerdas? Bueno, ahora ya no quiero a ninguno-rió dulcemente.
-Si, algo me contaste.
-Bien, Ashton comenzó a salir conmigo por simple consolación, no porque me quisiese. Era su "deber".
-¿Cómo lo descubriste?
-En mi segunda noche de viaje de novios, de casados no ¿eh?, de novios. Estaba esperándole sentada en la ventana a la luz de la luna y...¿Mas limonada Bruno? Ya es más tarde.
-NO, no...gracias...quizá más tarde.
LA cara de Nicole mostró confusión.¿Cómo alguien no quería limonada en un momento así? Que raro era Bruno.
-Bueno, en fin, ¿Donde estaba?
-Estabas sentada en la ventana al la luz de la luna con un camisón...¿Cuándo entra Ashton?
-No entra-Su mirada se dirigió triste al suelo durante unos instantes pero, rápidamente, sus ojos volvieron a brillar con la vivacidad de siempre.
-¿Cuál fue su explicación?
-Se había comprado una revista en recepción y leído el horóscopo. Este decía: Aries, es Aries ¿sabes? Cómo yo, No emprender nuevos proyectos. Entonces...le dejé a la mañana siguiente cuando se dignó a subir a verme.
La cara de Bruno era de sorpresa increíble. La vida de Nicole parecía recién sacada de un libro de cuentos infantiles.
-Comprendo Nicole.
-¿En serio? ¿Me comprendes? Pues menos mal, porque eres la única persona y, la verdad, no entiendo por qué...no tienen...la mente abierta digamos. Imagínate que un día cualquiera le pedía que lavara los platos, o fregase el suelo y su horóscopo no se lo permitiese...SERÍA HORRIBLE.
-Tienes toda la razón, Nicole, toda la razón-Bruno sonrió mientras negaba con la cabeza. De verdad era una chiquilla metida en el cuerpo de un hombre.
-Gracias Bruno, creo que es la primera vez que estamos de acuerdo con algo-Nicole le guiñó un ojo y le mostró una de sus hermosas sonrisas. Luego le abrazó.
Si, definitivamente, Bruno estaba muy contento con que Ashton Kutcher fuera un hombre demasiado bueno.
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